Juan Mayorga, filósofo, matemático y uno de nuestros mejores dramaturgos, ha escrito su primera obra de teatro para niños (¡es un decir!): El elefante ha ocupado la catedral. En estos momentos, además, tiene un montón de obras en escena por toda España: es el autor de la versión de La vida es sueño que está representando la Compañía Nacional de Teatro Clásico, protagonizada por Blanca Portillo, flamante Premio Nacional de Teatro 2012 (reconocimiento que también otorgaron a Juan en 2007). Además, está de gira por diversas ciudades con varias obras: El crítico. Si supiera cantar, me salvaría, La lengua en pedazos y El chico de la última fila, obra en la que se basa la película En la casa, del director francés François Ozon, premiada con la Concha de Oro a la Mejor Película y el Premio del Jurado al Mejor Guión en el Festival de Cine de San Sebastián 2012.
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© Javier Pérez Pichel |
Aquí os dejamos algunas cosas que nos ha contado y que no encontraréis en ninguna entrevista...
- No fui al teatro hasta los dieciséis años. En el instituto nos mandaron ver "Doña Rosita la soltera", de Lorca, que ponían en el María Guerrero. La gran Nuria Espert interpretaba a doña Rosita. Aquella tarde descubrí el teatro: el arte de la imaginación. Y me enamoré de él.
- Ya en el colegio me gustaba escribir. La primera vez que me sentí escritor fue cuando nos pidieron que escribiésemos una redacción sobre una persona a la que admirábamos y yo lo hice sobre mi abuelo Goyo. A los catorce escribí mi primera novela. Durante la adolescencia escribí cuento, novela y poesía y en torno a los dieciocho empecé a escribir teatro. Mi primera pieza teatral publicada fue "Siete hombres buenos". Salió en 1990, pero la había escrito un par de años antes.
- Escribo teatro y ensayo -entendiendo por este desde textos de un párrafo hasta libros de muchas páginas-. Y, desde luego, creo que los textos científicos, los matemáticos en particular, son textos literarios. La ciencia nos ofrece imágenes extraordinarias, llenas de poesía.
- De pequeño, no sabía qué responder cuando me preguntaban qué prefería, si lengua o matemáticas. Nunca he querido renunciar ni a las letras ni a los números, ni creo que haya que hacerlo. Me hubiera gustado mucho saber dibujar. Pero todavía estoy a tiempo, ¿no? Ojalá Daniel quiera enseñarme un poco. Qué admiración -y qué envidia- me da ver lo que él hace.
- Los números y las palabras nos ayudan a vivir. Pero los números no nos sirven ante algunas cosas importantes para las que, en cambio, las palabras son muy útiles. Por ejemplo, para expresar a una persona que la queremos mucho. Yo eso no sé decirlo con números. Mis números favoritos son los llamados "números imaginarios".
- Lo que más me gusta es ver reír a mis hijos -tengo tres: Miguel, Beatriz y Raquel-. También me gustan el cocido madrileño, nadar, el helado de ron con pasas, caminar por el campo, el regaliz negro, las películas en blanco y negro y viajar a lugares donde no había estado. Y el teatro, el teatro me gusta mucho.
- Una vez actué en una obra. Tenía que hacer dos cosas: interpretar un largo monólogo y dar un grito. Al final de la obra, mi familia me dijo que había dado muy bien el grito. O sea, que el monólogo lo debí de hacer fatal. Si fuera actor, me gustaría hacer de Segismundo o de Rey Lear.
- Me enfadan mucho las toallas en el suelo.
- Me gusta escribir en silencio, con luz natural, sin que nadie ni nada me moleste, bien descansado, con mucho tiempo por delante... Pero esas condiciones casi nunca se dan, así que me he acostumbrado a escribir en cualquier lugar, a cualquier hora. Escribo cuando puedo. Soy feliz escribiendo.
- De pequeño me llevaban a la Casa de Fieras -que estaba en el Retiro- y mi animal preferido era un elefante llamado Perico. Como además yo tenía las orejas grandes, siempre me he sentido muy identificado con ese animal. En casa hemos tenido tortugas y un conejo. Desde hace unos meses tenemos un gato llamado Tormenta. A mí me gustaría ser una bandada de murciélagos y ver el mundo con muchos ojos y boca abajo.
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